Cartas

Sr. Don Ambrosio de Santa Teresa de Jesús.

Amantísimo y tierno hijo en Jesucristo:

No ignora Vm. cuánto cuesta lo bueno, y tanto más cuanto es mayor su bondad. Esto debe alentar nuestra esperanza, y confiando en aquel Señor que todo lo puede, dar tiempo al tiempo, con paciencia y penitencia. Para ser hombre poco valor muestra, pues habiendo sufrido tantos años sin ninguna noticia favorable, ahora que unas tras otras nos vienen, a cuales mejores, por una dilación ya quiere fenecer. No Señor; que esto parece ser necesario para que nuestros jesuitas puedan entablar y dejar corrientes sus asuntos, como también los términos en que vendrán. Eran todos los avisos tengo carta de nuestro P. Gaspar, quien me comunica entre las expresiones de otros muchos que hacen memoria de mí, las del Padre Vicario General, y él concluye su carta diciendo: “Basta que Dios nos dé el consuelo de que nos veamos”. Yo le comunicaré lo que traiga el aviso venturo.

En orden a la recomendación que Vm. me pide por su hermano muy querido, para el Sr. Malvar, digo que yo no la he hecho porque no sé el asunto a que se dirige. En esta virtud le doy mi poder para que Vm. la haga en mi nombre, de no hacer el borrador para remitirle yo; que con muy buena voluntad deseo servir a Vm. y a mi señor Canónigo, su hermano.

Extraño cómo Vm. no me dice nada de nuestro señor Obispo de ésa, siendo así que por particular inclinación que le he profesado a dicho señor, según las noticias que tengo de las bellas cualidades y prendas que le adornan, le tengo encargado a Vm. me le dé (a su llegada) la enhorabuena, sometiéndome a sus órdenes, dándome a reconocer por su humilde sierva. No lo deje de hacer.

A mí me ocurre prevenir a Vm. cómo tengo un sobrino carnal conmigo que me anda ayudando en los Santos Ejercicios, está bien impuesto; van para cinco años que acabó todos sus estudios, pero aún no se ha ordenado por falta de capellanía. Yo quisiera tener de mi capellán, quisiera que si Vm. tiene facilidad me le procurara modo para que se ordenara y que me acompañara durante mis días. La obra que tengo emprendida es una casa que quiero edificar para Ejercicios en esta de Buenos Aires. Retornará mis expresiones a nuestras queridas monjitas; yo quedo sin novedad a su disposición, rogando a Dios nuestro Señor guarde su importante vida muchos años y Vm. no deje de escribirme porque me divierte.

B. L. L. D. V. J. Su afectísima sierva en Jesucristo Señor nuestro,

María Antonia del Señor San José.